Este ha sido el último seminario del 2012 al que hemos tenido la suerte de
asistir bajo la tutela y enseñanza del maestro Thomas Cantegrit y la maestra
Wang Yang. Como segunda cita del año, las enseñanzas adquiridas en los
diferentes módulos de práctica han sido mejoradas e incrementadas con el enorme
caudal de conocimientos al que este tándem de maestros nos tiene acostumbrados.
La práctica de la familia Wang dispone de un sabor propio, un acento
indiscutible sobre los preceptos taoístas llevados a su máxima interpretación
práctica. En el Taijiquan de la
familia Wang, así como en sus métodos de trabajos específicos para la salud y
la longevidad, nos encontramos de frente con una realidad que no deja de
sorprendernos. Lo natural se funde con el profundo conocimiento de una
filosofía de vida heredada de la más férrea tradición marcial interna de la
cultura china.

Desde el trabajo con la espada Jian
al Qi Gong del juego
de cinco animales Wu Qin Xi, pasando por el abanico de serenidad de Siming,
las formas de práctica marcial, el estudio de las formas del estilo Chen o los
métodos para calmar el corazón abriendo los huesos, el flujo de conocimientos
discurre por un arroyo suave y calmado que nos transmite el sabor sereno de un
esfuerzo de la máxima exigencia y nivel.
Acompañar en este pequeño viaje eventual en la senda del Dao a estos dos
maestros nos permite establecer la hermandad y camaradería propias de los que
viajan hacia un mismo destino bajo la guía segura de quien ya lo ha recorrido
con creces en múltiples ocasiones. La voluntad y el deseo de caminarlo no
siempre van de la mano y, en las primeras gotas de sudor tras el entrenamiento,
no dejamos de preguntarnos dónde comienza y dónde acaba este discurso del arte
en movimiento.
El esfuerzo siempre merece una pena que no es tal entre un grupo tan
comprometido en esta búsqueda. Quizá este seminario se ha caracterizado
precisamente por esta confluencia de almas afines en un contexto bien gobernado
y lleno de sabores y matices de ese algo enorme en el que estamos inmersos.
Leyes que escapan a la lógica y lógica indiscutible en las inercias
representadas por un movimiento afín a una frágil rama mecida por el viento o a
una caña de bambú que cede ante la presión sin perder su integridad.
Quizá esta intensidad y la diversidad de elementos a los que hemos podido
acceder en estos días de práctica se merezcan una reflexión de 6 meses para
cuajar matrices hasta la próxima cita en el mes de mayo. Por delante nos quedan
momentos de práctica en soledad, de compartir experiencias, de comentar
sensaciones y de prever la dirección de nuestras vidas con estas propuestas
ancestrales de existir ondeando al viento de la naturaleza profunda de nuestras
almas, con la sinceridad inevitable de un Dao que no tiene duplicidades en el
cielo anterior al que nuevamente nos dirigimos.