Como practicantes, estudiantes y profesores a la vez, de diferentes sistemas marciales chinos, el Tai Ji Quan ha supuesto desde nuestra primera incursión en sus materias, una ventana a un mundo ilimitado de perspectivas y de congruencias de difícil localización en sistemas o propuestas de similar tinte sociocultural en el ámbito de las artes marciales.
Convencidos de la necesidad de establecer en el Tai Ji un lenguaje propio de nuestra cultura sin tocar nada de lo que la tradición nos ha regalado, abordamos el desarrollo de metodologías, sistemáticas de estudio, búsqueda de modelos de práctica óptimos para recuperar el potencial equilibrador que sin duda contiene, en la esencia de sus conceptos, este compendio de conocimientos.
La historia conceptual y profunda que nos han comunicado algunos de los grandes maestros con los que hemos tenido la suerte de encontrarnos, nos habla de un arte sin parangón, en el que el individuo navega a dos aguas entre lo lleno y lo vacío para comprender su esencia intermedia. Nos comunica el placer de sentirnos, de escucharnos, de disfrutar la existencia desde la sensación profunda de estar conectados a la tierra sin simbologías que nos trasladen o aparten de la real experiencia de nuestro ser conectado a un cielo que es mucho más que azul. Sentir, descubrir los límites de nuestro cuerpo cuando los límites de nuestra mente se van disolviendo, mientras encontramos la diferencia entre inhalar y exhalar siendo testigos en el proceso respiratorio de la creación de nuestro universo en todos los planos que ocupamos, físico, sutil, espiritual y vacío.
El Tai Ji Quan nos habla de puertas, nos habla de ceder, nos invita a la transformación para fluir con la vida en todos sus contextos. Cuando practicamos encontramos el sentido de buscar y comprendemos que no podríamos vivir sin trasladar nuestro placer a otros seres que también resultan ser parte de nosotros.
Nuestra intención de base, en un sentido completamente altruista, es la de propiciar el descubrimiento real de una práctica que sobrepasa cualquier barrera impuesta por la cultura, el lenguaje, la psicología humana y los intereses que siempre andan de por medio.
Vivir desde el Tai Ji nos parece una búsqueda que merece el esfuerzo de comunicarse. Sin duda ese es el verdadero motivo de que nos planteemos TaiNostrum.